
La Unión Europea podría estar replanteándose el veto a los motores de combustión previsto para 2035. En un contexto de tensiones económicas y cambios geopolíticos, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reunió el pasado 12 de septiembre con líderes de la industria automotriz europea para discutir posibles ajustes a esta normativa, generando un intenso debate entre fabricantes de vehículos, productores de baterías y compañías energéticas.

Un objetivo ambicioso en entredicho
La meta de la Unión Europea es clara: a partir de 2035 no se venderán vehículos nuevos con motores de combustión en el bloque.
Esta medida, parte del plan “Objetivo 55” impulsado en 2023, busca acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica.
Sin embargo, la oposición de países como Italia y Polonia, junto con los desafíos planteados por Alemania, han generado grietas en esta estrategia.
A ello se suma un panorama global muy diferente al de hace dos años:
- China se ha consolidado como líder en la producción de vehículos eléctricos, apoyada por fuertes subsidios estatales.
- Estados Unidos, bajo el gobierno de Donald Trump, ha impuesto aranceles del 15% a las importaciones europeas, sacudiendo el mercado automotriz global.
Diálogo estratégico con la industria
El 12 de septiembre se celebró la tercera sesión de un “diálogo estratégico” entre la Comisión Europea y los principales fabricantes de automóviles, como Renault, Stellantis, BMW y Mercedes-Benz.
Figuras clave, como Ola Kallenius (CEO de Mercedes-Benz), han cuestionado la estrategia de descarbonización de la UE y abogan por un enfoque más flexible.
Según fuentes cercanas al vicepresidente ejecutivo Stephane Sejourne, sobre la mesa estuvieron:
- Relajar las restricciones para furgonetas, donde solo el 8,5% de las ventas son eléctricas.
- Explorar combustibles neutros en carbono para vehículos híbridos e híbridos enchufables.
- Incentivos como mayores subsidios y la promoción de vehículos pequeños y asequibles, al estilo de los Kei Cars japoneses.
Voces a favor y en contra
El debate político también se intensifica:
- Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo, defiende flexibilizar la normativa: “Los motores de combustión volverán”.
Sus declaraciones sugieren una posible revisión de la legislación para mantener todas las opciones de motorización disponibles. - Por otro lado, los fabricantes tradicionales reclaman una transición más gradual, mientras que:
- Volvo y Polestar piden mantener el rumbo hacia la electrificación total, respaldados por sus fuertes inversiones.
- Compañías energéticas han apoyado esta postura mediante una carta abierta a la UE, exhortando a consolidar el liderazgo europeo en movilidad eléctrica.
Europa en una encrucijada
El futuro de la industria automotriz europea está en juego.
Mientras China avanza con paso firme en la electrificación, la UE debe equilibrar tres factores clave:
- Sostenibilidad ambiental
- Competitividad económica
- Independencia energética
La posible moratoria al veto de los motores de combustión para 2035 refleja las tensiones entre innovación, tradición y presiones globales.
La gran pregunta es:
¿Logrará Europa encontrar un punto medio que satisfaga a todos los actores involucrados?
El camino hacia 2035 se perfila como uno de los debates más complejos y decisivos para la industria del motor.